viernes, 23 de mayo de 2008

Doña Ramona

Mayo 19 de 2008, Barrio San Martín de Loba, Localidad de San Cristóbal, Bogotá D.C. Siendo la 1:45 de la tarde, en el restaurante de la señora Ramona.

Ella, mujer de edad avanzada, amable, atenta y conversadora, de la cual no se esperaría menos, siendo la propietaria del lugar. Pero a diferencia de la mayoría de los propietarios de negocios de esta ciudad en donde el servicio al cliente no es el fuerte, ver a una persona como doña Ramona es algo singular. Su negocio esta dedicado a la alimentación de personal de una empresa de transporte de pasajeros la cual queda a menos de una cuadra de distancia. Los que ya están acostumbrados a almorzar aquí, saben que la señora tiene como colaboradora a la "Abuelita" como cariñosamente la llaman todos, señora de sesenta y pico de años de cabellera blanca y hasta donde pude comprobar muy buena sazón, quien en realidad es la madre de la propietaria.

Como en todos los negocios que he tenido la oportunidad de visitar, después de unos minutos de estadía y de dar a entender que no hay problema en cuanto a niveles de confianza y escucha de mi parte, se puede apreciar que la gente se siente complacida al empezar a hablar libremente de las cosas que los tienen con algún tipo de preocupación, como es el caso de doña Ramona, quien al cumplir con su labor de atención al cliente se sienta en la mesa con los comensales e inicia su conversa des complicada.

Sin quererlo me entero que convive con un hombre desde hace ya varios años, por como se expresaba daba a entender que era mujeriego (perro) y que además es de esos a los que las mujeres los buscan para sacarles dinero. En medio de la charla nos confeso a los que estábamos presentes que si no fuera por la necesidad que tenía de que le colaborara con las vueltas y el dinero para que su único hijo ingresara en la policía (increíble estamos en un país donde se desea tener armas y poder sin importar cómo), ya lo hubiese sacado de sus vidas; por cierto, bastante interesado de su parte, pero como toda esposa abnegada piensa que ella se merece a su esposo más que las otras.

Esta mujer lucha, no por mantener su relación de pareja, sino, por el bienestar de su hijo. Si, por su hijo; según nos contó nació a los cinco meses de gestación, era uno de esos embarazos de alto riesgo que se adelanto bastante a la fecha programada.

Cuando su hijo nació, los médicos no le dieron muchas esperanzas de que sobreviviera, lo mantuvieron en una incubadora durante un mes. Ella como toda madre que aprecia la vida de sus hijos, estuvo pendiente mientras su hijo estuvo hospitalizado, cuando lo dieron de alta, ella lo recibió lo llevo a casa, los médicos le decían que debía mantenerlo cerca de ella, para que su calor lo ayudara a terminar de desarrollarse como era debido. Al principio de su estadía en casa, debía colocarle ropa y pañales especiales, ya que el niño todavía no tenia piel. Dice ella: "Parecía una ratica, lo mantenía acurrucado en mi pecho, mientras yo realizaba las labores en el restaurante donde trabajaba."

No es posible imaginarse que una mujer como ella llevase de aquí para allá en medio de su pecho un ser tan delicado como hasta el momento estaba su hijo. Sin embargo ella lo cuenta con mucho orgullo. Comenta que durante los primeros meses, nadie se había dado cuenta, solo lo notaron el día que escucharon el llanto de algo que parecía un gato. Así fue como vio ella que le salían las uñitas, que se le formo la piel y que el aspecto le fue cambiando hasta tener la apariencia de un niño normal.

Actualmente la relación con su hijo es de mucha dependencia, ¿sera que esto le impedirá a él tener una relación de pareja? habrá que ver...

3 comentarios:

Crealab dijo...

Que historia, tiene psicología, tiene verdad, tiene drama.

Fabián Torres dijo...

que buena historia, me gusta la sencillez y de la forma cotidiana q la cuentas..

Anónimo dijo...

Hola, pasado por primera vez por aca.

Me gusta mucho tu forma de narrar y esa sensibilidad con que puedes mirar esta ciudad que aunque ya no haga frio, sigue siendo fria de corazon la mayoria de veces.

Me senti estar sentado justo ahi, cuando escuchabas su historia.