viernes, 23 de octubre de 2009

ANECDOTA DEL DIA

Una tarde de Octubre, cuando la oscuridad de la noche se apoderaba de los pocos vestigios de dia que quedaban, caminaba por la cra 4ta hacia la iglesia de la merced. Al aproximarme a la calle octava, unos 200 metros antes del semaforo se sienta en el anden un hombre de unos cincuenta años pasados, todas las tardes se hace en ese mismo lugar, y cada vez que lo miro el siempre pide no solo a mi, sino a todos los transeuntes que pasan por alli, lo siguiente:
"ME REGALA CIEN PESOS PARA UN PAN, TENGO HAMBRE" asi ha sido desde hace un año, al parecer el nunca se acuerda de las personas que le han regalado o los cien pesos, o alguna otra cosa, por que no siempre le dan para el pan, algunas veces le han regalado el pan con cafe o fruta. Despues de toparse con el durante tanto tiempo te conviertes en parte del grupo de transeuntes que le ignoran en el camino a sus diferentes sitios despues del trabajo.

Volviendo a la historia inicial, despues de cruzar la calle octava rumbo a la merced, cuando no apenas iba a mitad de cuadra me encontre con un joven, un personaje bastante pecular debido a sus razgos, un poco delicados me parecio, claro que no puedo juzgar las tendencias con una conversacion de unos cuantos minutos, eso es algo irrespetuoso de mi parte.
Al acercarme me miro, se disculpo y mirandome fijamente me dijo: "DISCULPEME, USTED ME PUEDE HACER UN FAVOR,..." la verdad planeaba continuar con mi camino, pero mi cuerpo y mi mente al parecer no estan muy de acuerdo con lo que deben realizar, esto lo digo por que sin querer me encontre girando sobre mis talones y quede mirandolo fijamente. De pronto sus manos se posaron sobre su rostro y con una expresion de incredulidad total me dijo: "¿USTED ME VA A PRESTAR ATENCION?,..." No le respondi, solo lo mire, no por la pregunta en si, sino por la expresion que tenia, era como si absolutamente nadie le hubiese hecho caso, desde hacia mucho. Continuo diciendo: "NO LO PUEDO CREER, ES QUE HACE RATO ESTOY TRATANDO DE HABLAR CON LA GENTE Y NI SIQUIERA ME VOLTEAN A MIRAR." Continue sin responderle nada, tal vez porque las palabras que me dijo me ratificaron que hemos dejado totalmente de lado las practicas de atencion a los demas, o estaremos demasiado asustado para acerlo, pues si mal no recuerdo cuando uno acepta estar pendiente de alguna persona, esto puede resultar perjudicial para la salud o el bolsillo.

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